Microsismógrafo Vicentini

A principios del mes de noviembre de 1907, el Observatorio Astronómico de La Plata puso en funcionamiento un microsismógrafo Vicentini con tres componentes.

Antes de efectuar la instalación del aparato, se procedió a verificar si el subterráneo donde se debía hacer la instalación estaba suficientemente aislado de los movimientos que no fueran de origen sísmico, ya que a un centenar de metros hacia al norte del Observatorio, pasa la línea del ferrocarril hacia Magdalena, la cual tuerce hacia el oeste, acercándose mucho más al lugar de la observaciones.

Microsismógrafo Vicentini – Imagen de la Bibioteca Nacional

Por este motivo, con un sismógrafo construido por el señor Domingo Collo, (jefe mecánico del Observatorio, ex director del taller del gabinete de física y del observatorio astronómico y geodinámico de la universidad de Turín), constató que todas las veces que un tren recorría dicha línea, el sismógrafo no daba señales de perturbación. Esto ocurría aún cuando trenes de carga, muy largos y pesados, hacían trepidar el suelo superficialmente de una manera sensible al observador. El sismógrafo Collo sirvió como trabajo preliminar de sismoscopía.

Asegurado el perfecto estado de aislamiento del subterráneo debido especialmente a la construcción de paredes dobles del mismo, se empezaron los trabajos de instalación del microsismógrafo Vicentini.

Hecha la instalación, se volvieron a repetir las experiencias para controlar con este nuevo aparato dotado de una sensibilidad mucho más grande que el de Collo. Estas nuevas experiencias confirmaron plenamente las primeras pruebas, tanto más cuanto que los sismógrafos no señalaron tampoco perturbación alguna, ni con motivo de los estallidos de cartuchos de dinamita en el parque próximo al Observatorio con el propósito de desarraigar troncos de eucaliptos, ni con las salvas que se hicieron frente al mismo con motivo de las fiestas patrias.

El subterráneo donde se hizo la instalación, tiene una profundidad de 4,3 m, siendo las dimensiones del sótano 5 m de largo, 4,4 de ancho y 3,2 m de altura. Este edificio fue construido originalmente para efectuar observaciones magnéticas.

El microsismógrafo Vicentini y el sismógrafo Collo estaban colocados en vitrinas que tenían por objeto proteger los instrumentos contra la humedad, para lo cual se había colocado también dentro y fuera de ellas, cajas con cloruro de cal.

DESCRIPCIÓN DEL SISMÓGRAFO VICENTINI

Consistía en un péndulo vertical de gran masa y pequeña longitud y de una barra de acero elástica, asegurada en la pared, tendida horizontalmente con una gran masa en la punta. El péndulo vertical estaba compuesto de una varilla de hierro de 1.5m de longitud que terminaba en un alambre de acero de 0.0015m de diámetro, fijo, mediante un tornillo de rectificación, en un tirante de hierro de la bóveda. La masa de 105.5 kg estaba formada por discos de plomo colocados sobre el plato inferior del péndulo; estaba revestida de un cilindro de bronce niquelado y podía oscilar unos 0.6m, entre cuatro tornillos puestos a los costados. En el centro del plato, en su parte inferior, había dos cojinetes en forma de V que encerraban suavemente, con un resorte, la punta de una palanca de acero movible sobre un apoyo de vidrio asegurado en la pared, que podía regularse mediante tres tornillos. El otro extremo de esta palanca vertical entraba cómodamente en los ojos de dos agujas de acero perpendiculares entre sí, una en la dirección sur a norte y la otra en la dirección este a oeste, las que giraban sobre dos ejes delicadísimos en dos soportes asegurados en la pared y provistos de tres tornillos con los que se las podía orientar en todas las direcciones. Las agujas llevaban dos plumas de vidrio chatas y delgadísimas a fin de facilitar cualquier movimiento en el sentido vertical, las que remataban en filamentos pequeñísimos destinados a marcar las huellas de las oscilaciones sobre el papel ahumado con que estaban en contacto constante.

La barra de acero horizontal de 1.50m de largo por 0.10m de ancho y 0.010m de espesor, estaba asegurada con dos tornillos de presión y uno de aproximación a un macizo de hierro en la pared y llevaba en su extremidad libre la masa de 53.50kg formada por discos de plomo, revestidos de un cilindro de bronce niquelado, la que podía oscilar algunos décimos de milímetros entre dos tornillos. Llevaba también una púa de acero que entraba en la abertura del brazo menor de una palanca a ángulo recto que oscilaba entre dos puntos de apoyo asegurados a un soporte en la pared y que remataba en una punta que entra en el ojo de una aguja de vidrio, móvil alrededor de un eje vertical e igual en la forma con las otras dos. Otra aguja de vidrio más gruesa puesta en acción por un electroimán, en fuerza de los contactos establecidos con el reloj, se desplazaba de un lado cada diez minutos dejando marcado en la cinta su desplazamiento y produciendo una señal mayor cuando la hora ha terminado. En el mes de noviembre de 1908 los contactos cada diez minutos fueron sustituidos por otros cada minuto y en lugar del antiguo reloj de poca precisión, se puso en sitio conveniente un cronómetro Sewill, cuyo estado y marcha se referían al péndulo patrón del Observatorio.

Debajo de las cuatro agujas existía un plano móvil provisto de tornillos de nivelar, sobre el cual estaba colocado un aparato de relojería que tenía por objeto hacer girar un cilindro de bronce de 10 centímetros de diámetro y 19 centímetros de ancho con una velocidad periférica de 0.01m por minuto; sobre este cilindro se deslizaba una cinta sin fin de 2.60m de largo por 15 centímetros de ancho, formada de papel especial, perfectamente liso y brillante, sobre la cual, mediante un aparato especial, se extendía una capa delgadísima de negro de humo.

En la otra extremidad de la cinta había un tambor de aluminio, destinado a mantener ésta bien extendida, cuyo eje se apoyaba sobre dos soportes movibles lateralmente de modo que se le podía dar cierta inclinación con respecto al eje del tambor motor a fin de obtener junto con el movimiento de rotación de la cinta, otro de traslación con la notable ventaja de que, describiendo las agujas líneas helicoidales con el paso que se quiera, no haya necesidad de cambiar la cinta sino cada dos días.

La parte anterior y la superior de la cinta eran inspeccionadas directamente, la posterior por medio de la reflexión en un espejo colocado verticalmente; y la parte de abajo en un espejo horizontal. Cada día se renovaba la cuerda al aparato de relojería y cada vez que había que rectificar el instrumento se verificaban sus constantes.

Texto extraído de: Organización del Servicio Sísmico y su primeros resultados, Galdino Negri, 1909.